Popularmente se los conoce como pueblos solares andinos y no por el culto al sol –Inti– que las comunidades de Jujuy y Salta heredaron de los incas, ni por la gran incidencia de luz solar que reciben los suelos áridos de la Puna. La razón principal es, en realidad, tecnológica: son aquellos que cuentan con paneles fotovoltaicos que generan energía –no contaminante– para hogares, escuelas y centros de salud. Parajes jujeños como Yquispampa, Susques, Santa Bárbara y Orosmayo son sólo algunos de los 400 poblados rurales o de alta montaña que ya reciben los beneficios de la energía solar.
Se trata de un ambicioso plan que desde hace diez años llevan adelante la privatizada Empresa Jujeña de Servicios de Electricidad Dispersa (Ejsedsa) y el Ejecutivo provincial, en el marco del Proyecto de Energía Renovable para Mercados Rurales. En ese tiempo, se logró llevar electricidad a 1.900 viviendas, 120 puestos sanitarios y 48 escuelas. “Los paneles fotovoltaicos están ubicados en las zonas donde no llega el tendido eléctrico, son lugares de difícil acceso y con poca densidad de población. De esta forma, permiten a las viviendas tener al menos una heladera conectada, un foco y una radio. Este servicio es muy importante para evitar el aislamiento y promover el desarrollo”, explicó Alejandra Cau Cattán, abogada especialista en medioambiente.
 
En la Puna
La instalación de paneles solares en la región de la Puna apuesta también a luchar contra la desertificación y la degradación del paisaje natural, ya que se sustituye combustible proveniente de la flora local con una energía alternativa y renovable. “Los pobladores para hacer fuego y cocinar están acostumbrados a usar arbustos como la Yareta y la Tola, que son recursos escasos. La actividad de extracción intensiva afecta el medioambiente. Con los paneles y la instalación de cocinas y calefones solares se busca luchar contra la depredación de la vegetación de la zona”, indicó Cau Cattán.

 Además, el Gobierno jujeño planea instalar en breve 1.500 sistemas solares individuales para familias, compuestos por dos paneles, un regulador y una batería en cada una de las viviendas con el fin de cubrir toda la provincia y que no haya gente sin energía eléctrica. Apuesta. “La tecnología es bastante costosa –cada panel solar de 100 watts cuesta U$S 2 mil– pero el beneficio es muy grande. Nosotros instalamos el sistema y nos encargamos de la capacitación. Después, el baqueano del lugar realiza el mantenimiento: revisa la batería, que los paneles estén bien orientados y que funcionen correctamente”, dijo Carlos Arias, gerente general de Ejsedsa. Jujuy no es la única provincia donde hay pueblos solares, la iniciativa también se lleva a cabo en varias comunidades de aborígenes de Chaco, Salta y Mendoza. “Para la gente que ha vivido toda su vida alumbrándose con un mecherito o lámparas tipo sol de noche, esto es un cambio radical”, concluyó Arias.

Fuente: Diario "Perfil"

 

Paneles de energía solar.