“Cabeza, corazón y acción”. Tres palabras que definen o sintetizan la labor cooperativa.

En otras palabras, el pensar es conocer, saber, estar actualizado y así cumplir los objetivos. El corazón es la pasión y el amor por lo que se hace en conjunto por el bien común para concretar en los hechos (la acción) lo que se piensa con la cabeza y lo que se siente con el corazón.

Tres conceptos que no pueden leerse por separado. Los tres van juntos para cumplir los objetivos que se propone una empresa solidaria de servicios como lo es una cooperativa.

El viernes 14, en los salones de la Cooperativa de Electricidad, no hubo una conferencia ni una disertación, sino “un idea y vuelta” entre un expositor y los presentes.

El Licenciado en Cooperativismo, Eduardo Fontenla, fue invitado especialmente por la Cooperativa para referirse al rol del delegado y ofreció una charla didáctica y participativa.

Nadie se quedó sin participar. Delegados, consejeros, síndicos y funcionarios opinaron, se sumaron a la propuesta de hablar de la Cooperativa, de sus inicios, de sus pioneros, de los desafíos del presente para estar preparados para el futuro.

Por eso, Fontenla reforzó el valor que tiene la función del delegado que no es, ni más ni menos, que el representante de los asociados. Como él lo señaló, “es el nexo, el lazo inevitable que una cooperativa tiene con sus asociados”.

Por eso, destacó la necesidad esencial de participar, palabra que remarcó a lo largo de su charla de poco más de una hora. Cuanto más se participa de las reuniones, más y mejor información se obtiene, por lo tanto el delegado puede convertirse en un buen comunicador hacia la comunidad.

Ahí se detuvo en una diferenciación no menor: No es lo mismo oír que escuchar. “Cuando escuchamos, prestamos atención a lo que el otro nos dice y eso nos enriquece”, observó.

El licenciado extrajo aspectos de la historia de la Cooperativa, recordó los sueños de los pioneros cuando la fundaron en 1958 e, inclusive, se remontó aún más atrás en el tiempo cuando en 1933 se creó la “Compañía de Electricidad Trenque Lauquen SA”. Indudablemente, allí hubo una lectura previa de la bibliografía institucional de parte de Fontenla para conocer más de cerca las raíces que le dieron vida a la entidad hace 65 años en la Biblioteca Pública Rivadavia.

Puso énfasis en otra palabra clave: unidad, la cual ligó con la necesidad de que siempre debe existir un espíritu crítico en aquellos que forman parte de la vida de la institución para observar aquello que pueda corregirse por el bien comunitario.

Se refirió a la importancia de que delegados, consejeros, síndicos y funcionarios amalgamen sus roles, observando que “no son grupos separados”, sino que debe entenderse como una unidad y que en la combinación de esfuerzos saquen adelante los desafíos institucionales.

Los presentes participaron activamente con intervenciones, intentando sacar aún más jugo de la rica propuesta de debate instalada esa noche.

La tecnología, el otro desafío

El desafío que nos presenta la tecnología no pasó de largo, porque es lo que las cooperativas de servicios deben enfrentar permanentemente.

Lo que hoy es modernidad, mañana pasa a ser obsoleto y eso nos invita a repensar el futuro, señaló Fontenla. Un claro ejemplo lo vemos en el terreno de las telecomunicaciones y del servicio eléctrico. Estar capacitado y actualizado es la otra gran premisa que se impone dentro de los cuadros de las cooperativas.

Con imágenes y frases cargadas de significación, el mensaje final de esa noche fue el de mantener la unión de las voluntades para construir una cooperativa aún mejor para todos y cada uno de los asociados que requieren de su servicios.