Entre el 60% y el 70% de los edificios construidos en la Ciudad de Buenos Aires en los últimos cinco años son eléctricos. Esto significa un ahorro no sólo en los métodos de construcción, sino para quienes viven allí, que tienen en promedio un 20% menos de gastos, a fin de mes, en los servicios públicos.

 Si bien no existen estadísticas sobre la cantidad de construcciones que responden a estas características, desde la Cámara Inmobiliaria Argentina aseguran que “según fuentes informales, entre el 60% y el 70% de los edificios nuevos son 100% eléctricos”.

 Pero ¿por qué se da este auge? La respuesta surge sola: se abaratan significativamente los costos. Además a los desarrolladores y proyectistas les resulta más simple plantear edificios eléctricos, dado que no es necesario agregar una conexión más ni un plano más, sumados al ahorro de conectar el edificio a la red de gas, y sobre todo la practicidad de ubicar los instrumentos eléctricos en casi cualquier lugar del departamento en contraste con las limitaciones de seguridad que exigen las instalaciones de gas.

 Como si fuera poco, “los departamentos pueden venderse más rápido porque están listos antes en comparación con los tiempos de construcción de un edificio con gas”, sostiene Tomás Marolda secretario general de la CIA.

 Otro de los factores que han generado la mayor demanda de los inmuebles eléctricos tiene que ver con la seguridad. Desde el sector explicaron que los incidentes con escapes de gas generan miedo entre los compradores que se sienten más seguro con los dispositivos eléctricos. “Después de la tragedia de Rosario, se notó mucho el cambio de comportamiento de los compradores”, indicaron desde las inmobiliarias.

 

Ventajas y desventajas

Los defensores de estos edificios inteligentes aseguran que el gas es mucho más caro que la luz y que esta última es más segura a la hora de calefaccionar el hogar. De hecho, según informaciones sobre el uso del gas, el 40% del país no está conectado a la red nacional, lo que hace que muchos hogares se calefaccionen con energía eléctrica, de manera segura.

 Su principal desventaja queda expuesta en tiempos en los que los cortes de luz son cada vez más frecuentes tanto en los meses de invierno como en los de verano. De hecho, las empresas que distribuyen el servicio sostienen que este tipo de edificaciones, que permiten tener una mayor cantidad de artefactos eléctricos y multiplicar el consumo influyen en los cortes de energía eléctrica. De esta forma, al no tener gas para nada, el propietario termina dependiendo sólo de la electricidad y así ante un corte se queda sin agua, luz, ni calefacción o refrigeración.

“Se trata de una nueva modalidad que se instaló con fuerza en los últimos años. A mi entender responde específicamente a un abaratamientos en los costos de construcción, ya que en un país con déficit energético como el nuestro, tanto el gas en invierno como la electricidad en verano están en falta”, indicó Néstor Walenten, secretario del Colegio de Corredores Inmobiliarios de la Ciudad de Buenos Aires (Cucicba). 

 

Fuente: Ambito Financiero (Pag. web FEDECOBA)